Mindfulness

Mindfulness y terapia centrada en la persona.

No somos lo que pensamos.

Vivimos la vida pensándola en lugar de experimentándola de un modo fresco y sin condicionamientos. Del mismo modo, nos percibimos a nosotros mismos como una idea de lo que somos más que como un ser que “es” (más allá de pensamientos e ideas preconcebidas). De algún modo, esto se relaciona con el concepto de “idea del yo” de Carl Rogers en la medida en que una visión construida de nuestra identidad nos mantiene en una posición rígida que obstaculiza el contacto con nuestro “yo real”.

En este sentido, la práctica de Mindfulness, a través de la escucha atenta y amable de la percepción de nuestros sentidos, nos permite contactar con lo que realmente estamos experimentando y nos acerca a la congruencia de segundo nivel que Carl Rogers sitúa en la base de la autenticidad y el funcionamiento desde el yo real. Es decir, la práctica de la atención plena nos proporciona una metodología práctica que ayuda a atravesar las ideas preconcebidas e introyectadas acerca de nosotros mismos. Esto se logra básicamente a través de la familiarización con lo que ocurre dentro de nosotros, la aceptación de las percepciones y sensaciones de los cinco sentidos, de las emociones, de los contenidos de la mente y de la información intuitiva visceral. Este poder tomar contacto con lo que ocurre en nuestro cuerpo y nuestra mente nos ayuda a la integración de lo que sentimos y posibilita que hagamos nuestro aquello que estamos sintiendo. Nos aproxima, en última instancia, a nuestro yo “real”. Nos permite empezar a residir en nuestra verdadera esencia, de forma abierta, espontánea y relajada. Desde un espacio de libertad en el que podemos elegir y no, simplemente, reaccionar. En consonancia con las tres actitudes fundamentales que plantea Rogers (aceptación incondicional, empatía y congruencia), la actitud atenta y sin juicios que se promueve desde la práctica de Mindfulness nos aproxima a la vivencia de nosotros mismos en el momento presente, lo que nos ayuda a poder dejar atrás los condicionantes criterios de validez externos que nos desconectan, y así poder contactar con lo que surge de nuestro ser más profundo.

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