Budismo, ¿religión, filosofía o ciencia ?
¿Es el Budismo una religión?
En mi opinión, el Budismo surge de una búsqueda precisa por abordar ese sentimiento de insatisfacción que impregna la existencia humana desde el momento en que el ser humano tiene conciencia de que existe. En este sentido, su objetivo es tanto erradicar ese sufrimiento de carencia, como de lograr desplegar todas las cualidades humanas que nos permiten vivir de forma plena y feliz. Es decir, no sólo pretende focalizarse en el estudio del sufrimiento sino que promueve el desarrollo de todo el potencial inherente al ser humano.
En este aspecto, el budismo es un camino de exploración de las raíces de nuestro malestar y de nuestra felicidad para poder afrontarlas de un modo preciso y operativo. Como tantas otras tradiciones llamadas espirituales, comparte con ellas este objetivo de promover el desarrollo del ser humano. Sin embargo, el hecho de que sea un camino de tipo completamente experiencial y en el que no existen ni dogmas ni creencias que deban ser asumidas sin una previa comprobación personal, la desmarca del resto de tradiciones en las que el sujeto debe ajustarse a un marco de referencia externo; en el budismo el campo de exploración está siempre en manos del individuo y corresponde a él asimilar aquello que considere verdadero y valioso. Esto no quiere decir que no integre rituales y diversas prácticas que aparentemente puedan confundirse con una creencia religiosa; lo que ocurre es que estas herramientas son sólo soportes para que el individuo pueda desarrollar diferentes conocimientos que, en última instancia, le corresponde a él validarlos.
¿Es el Budismo una filosofía?
Aquí nos encontramos también con que el Budismo tiene muchos puntos en común con lo que comúnmente entendemos por filosofía. De hecho, el budismo proporciona un corpus teórico robusto con el que se analiza de un modo minucioso la existencia, la realidad, la finalidad del ser humano, etc. En un sentido amplio, más que una filosofía, el budismo responde a lo que entendemos como una cosmología, es decir, a un marco de explicación de cómo se estructura la realidad tanto interna como externa. Sin embargo, a pesar de todo este soporte teórico que proporciona, una característica que lo distingue respecto a la filosofía es que todo este conocimiento no está basado en especulaciones del pensamiento sino en una comprensión experiencial sobre la validez de este conocimiento. Más allá de intentar objetivar la realidad desde el análisis de ideas sobre la realidad, algo que también se realiza a través de reflexión lógica en el budismo, de lo que se trata es de aprehender este conocimiento desde la experiencia subjetiva; y es de ahí desde donde se construye este marco de referencia teórico. Es decir, más que intentar elaborar un mapa especulativo sobre la comprensión de la realidad, de lo que trata es de recorrer el camino y, desde allí, trazar el mapa. En otras palabras, y reproduciendo los avances neurocientíficos sobre procesamiento de la información, estamos ante un sistema de construcción del conocimiento más del tipo bottom-up que ante una imposición teórica sobre la realidad de estilo top-down (más cercana a la filosofía occidental). Paradójicamente, este carácter subjetivo y comprobable que podría considerarse arbitrario e individual, es lo que da solidez al conocimiento en la medida en que las conclusiones subjetivas tienen un común denominador que resulta generalizable. En este aspecto, es imprescindible mencionar que la herramienta fundamental para trabajar en la búsqueda de este conocimiento es la meditación, pilar básico en el camino hacia una comprensión sobre nuestra propia naturaleza y la del mundo externo.
¿Es el Budismo una ciencia?
Como ya venimos sugiriendo en las anteriores respuestas, el Budismo es fundamentalmente una vía de conocimiento. En este aspecto encontramos que el budismo se acerca más a lo que es una ciencia de la mente que a una filosofía o una religión. En última instancia, es una ciencia que investiga el propio ser, la mente y la naturaleza de la realidad. Sucede que, “strictu sensu” a lo que consideramos la ciencia occidental, hay muchas de sus conclusiones que todavía no pueden ser comprobadas de manera científica. Sin embargo, lo rápidos avances de la ciencia en cuanto a los sistemas de investigación y comprobación de la naturaleza de la realidad ya nos permiten observar que muchas de las conclusiones que ya habían sido enunciadas por el budismo hace miles de años, hoy son un hecho comprobable científicamente. El hecho de que se haya comprobado que materia y energía son lo mismo y que lo que las diferencia es sólo su estado, o el conocimiento de que una partícula subatómica puede aparecer y desaparecer miles de veces en un instante, son apenas unas muestras de como el conocimiento científico va corroborando hallazgos establecidos hace ya mucho tiempo. Pero ¿qué nos aporta el budismo en tanto que ciencia? ¿Cuál es el objetivo de esta investigación sobre el ser y la realidad? Su finalidad no es meramente una curiosidad abstracta e intelectual, sino que fundamentalmente pretende establecer una vía de realización basada en el conocimiento de uno mismo y del mundo. Más allá de intentar comprender los porqués de la vida, su meta consiste establecer un tipo de conocimiento que nos permita conocer las fuentes más profundas del sufrimiento y erradicarlas así como identificar las bases de la felicidad y potenciarlas.
Esteban Andrés Galliera Elizalde